La peluquería es diseño. Ya sea que se corte el cabello, se lo peine o se haga color. Los estilistas utilizan su creatividad y habilidades técnicas para ofrecer un servicio profesional y creativo al cliente. Muchos peluqueros pueden no ser conscientes de todas las decisiones respecto al diseño que toman. Pero, como el pintor frente al lienzo, el estilista es un artista del cabello, y debe aprender el lenguaje básico para luego adaptar sus conocimientos apropiadamente a cada situación, dejando la marca de su estilo personal. El profesional debe sentirse seguro de poder atender a cualquier persona que entre a su salón, ya sea una clienta de avanzada edad que quiere una permanente, o el joven audaz que quiere el último grito de la moda.
Para poder adaptarse, es importante que el estilista esté abierto a perfeccionar y expandir sus habilidades técnicas para ofrecer un servicio completo en conjunto con saberes de otras áreas de la moda, orientadas a la creación de la imagen total. Esta es la única manera que tiene el profesional de ganar reconocimiento y demostrar que es, de hecho, un diseñador creativo del cabello, y puede competir en este mundo de modas tan cambiantes. En primer lugar, el peluquero debe estar al tanto de las últimas tendencias, le gusten o no. Y en segundo lugar, debe adaptarse a las nuevas ideas que impone el mercado, pero a la vez ser él mismo innovador y creador de nuevas tendencias y técnicas. Es conocido el dicho que dice “si ignoras el mundo a tu alrededor, el mundo, indudablemente, te ignorará a ti”. Es decir, si no se tiene en cuenta lo que pasa más allá de la puerta del salón, se pierden posibilidades de atraer nuevos clientes y expandir el negocio. A continuación, un pantallazo por las 7 nociones básicas que debe tener en cuenta un estilista para destacarse en su profesión y alcanzar el éxito.
Diseño
Los principios básicos del diseño ayudan al peluquero en situaciones prácticas, y le permiten seguir desarrollando su creatividad, la performance de su salón y afirmar su credibilidad. El diseño básico es esencial para una clara conciencia de las líneas, formas, proporciones, balance, y patrones de creación. Esto se extiende a cualquier tarea creativa que el estilista realiza, incluyendo análisis del cabello, corte, secado, peinado. Una vez que el profesional adquirió conocimientos básicos de diseño, ellos pueden ser utilizados como disparadores de muchas ideas e innovadoras creaciones.
Muchas veces los jóvenes que dan sus primeros pasos en la profesión tienden a especializarse y tomar solamente los conocimientos que están directamente relacionados con la peluquería. Ellos deben recordar que tomar y aceptar información de otras disciplinas puede enriquecer muchísimo su trabajo, a la vez que les brinda una variedad de vocabulario y una gama de conocimientos muy amplia, que destacará su estilo personal reforzando su marca en la visión de los clientes.
Color
También es importante aprender los principios básicos de la teoría del color, para utilizar con confianza la tintura en el salón y pensar la decoración de la peluquería. Resulta muy fácil hacerle color a un cliente con tarjetas de registro de color, es un trabajo puramente técnico y no permite desarrollar la creatividad. Para exhibir el talento creativo y encontrar el color perfecto para el cliente, es necesario tener un entendimiento comprensivo del color. No sólo brindará confianza al cliente, sino que el profesional tendrá un trabajo mucho más certero.
El estilista está constantemente tomando decisiones acerca del color. Elige un color cálido o frío según el tono de piel del cliente, mezcla tintes de color, aplica colores al cabello, neutraliza colores, aconseja al cliente en la elección de tonos, y aún en el diseño del salón se piensa el color de las luces y de la decoración.
Visagismo
Existen otras cuestiones que influencian el diseño del cabello, y ahí entra en juego la forma de la cara, y los rasgos físicos. El arte del visagismo toma su lugar. El rostro es lo primero que vemos de una persona, es carta de presentación, y también habla de nosotros. Pero son pocos los profesionales de la belleza que se tomaron el tiempo de aprender técnicas para interpretarlo y corregir determinadas facciones con la ayuda del maquillaje, el corte y el peinado. Fue el estilista francés Claude Juillard quien creó el visagismo, un método de comunicación y análisis estético para realzar la belleza de cada persona. Este incluye un conjunto de técnicas mediante las cuales se realiza un estudio detallado de las formas, volúmenes y líneas faciales del rostro, para luego adaptar las posibilidades del make-up y del estilismo a la cara y tonalidad de la piel. El estilista debe tener conocimientos de visagismo, para poder explicar suficientemente los efectos de un corte o de un color en el rostro.
Moda
La peluquería es una parte vital del mundo de la moda. Siempre ha sido un ingrediente que ayudó a crear nuevas imágenes o looks. Recordemos a principios de los años ’60 cuando la diseñadora británica de moda Mary Quant creó la minifalda. El éxito de Quant fue acompañado por el hecho de que el ascendente estilista Vidal Sassoon había diseñado un peinado específico que combinaba a la perfección con la mini. Juntos, ambos artistas crearon un nuevo look andrógino en la famosa modelo Twiggy, que desde entonces tomó popularidad universal. El potencial que tiene la peluquería en el ámbito de la moda debe ser realmente tomado en serio.
Los estudiantes de peluquería, así como los estudiantes de moda, deben tener un conocimiento básico de cómo fueron las modas a lo largo de la historia. Es sólo con esta información que ellos podrán crear nuevas adaptaciones de viejas ideas y empezar a innovar el mundo de la moda. Los egipcios son un buen punto de comienzo para analizar la historia de la moda. Ellos eran sofisticados y muy conscientes de su apariencia y ejercieron gran influencia en períodos posteriores.
Fotografía
Un buen estilista debe conservar registros de sus trabajos. Los nuevos estilos creados en el salón o en la escuela donde el estudiante realiza su entrenamiento, deben ser registrados como evidencia de su potencial artístico y habilidades técnicas. Una vez que el corte o peinado se realizó, y el cliente abandonó el salón, no quedan rastros de la creatividad desplegada. Por lo que, a menos que se fotografíe, se habrá perdido para siempre. Además, deben programarse sesiones fotográficas periódicas de los trabajos realizados en estudio por fotógrafos profesionales.
La cámara es una herramienta muy útil para el peluquero y debería ser aprovechada. Es necesario tener conocimientos básicos del funcionamiento de la cámara, luces apropiadas y composición, para producir looks con un resultado de calidad profesional.
Tener un portfolio con estilos creativos realizados incrementa la confianza y credibilidad en el estilista. Además, es un incentivo en el salón ya que crea una atmósfera de trabajo profesional y de calidad.
Por otra parte, las imágenes sirven para promocionar el salón en ferias y revistas de belleza alrededor del mundo. Existen diferentes requerimientos según la revista para ser publicada, pero en general se puede consultar con los medios de interés el tamaño y calidad solicitada. Uno de los más conocidos usos de la fotografía en peluquería es el “Paso a Paso”, en donde vemos a la modelo “Antes” y “Después” del cambio de estilo. Allí se puede apreciar la técnica desplegada por el profesional, viendo los resultados de su trabajo artístico.
Por último, la fotografía tiene un papel fundamental en las colecciones que debería realizar todo estilista para acceder a premios y otros mercados. Los grandes maestros de la peluquería realizan anualmente dos colecciones, una de primavera-verano, y otra de otoño-invierno, con sus propuestas para cada nuevo año. Esta es una forma de mantener al público expectante sobre las nuevas tendencias, y seguir posicionándose en el mundo de la belleza.
Marketing
En el salón es necesario emplear habilidades publicitarias para promocionar productos y servicios. Displays atractivos, publicidades que atrapen la mirada, y buenas fotografías, son los métodos más comunes utilizados para venderse. Sin embargo, el estilista debe, ante todo, ser un gran vendedor de sí mismo, es por eso que la gran mayoría de los profesionales tienen grandes habilidades para la venta. La confianza en los servicios brindados y los productos ofrecidos proyectan una gran confianza en la percepción del cliente.
En lo que respecta a la promoción de productos para la venta en el salón, conviene mantener un nivel de proporción balanceado entre displays e información escrita. La peluquería no es un supermercado, por lo que no debe atiborrarse de envases. Una buena combinación de productos e información, en un ambiente agradable y atractivo a la vista, permitirá el acercamiento espontáneo del cliente.
Las ofertas o promociones especiales son las noticias más comunmente desplegadas en las ventanas de los salones. Aunque muchas de éstas se consiguen comercialmente a través de las empresas fabricantes o distribuidoras, se pueden pensar estrategias sencillas de publicidad como disposición ingeniosa de los carteles en el espacio, o juegos con tipografías y palabras. El captar la atención resulta esencial, diciendo con pocas palabras lo justo y necesario.
Psicología
Los peluqueros realizan una contribución esencial a la autoestima de la mujer. Quieran o no, esto es una realidad que muchas representantes del sexo femenino podrán validar. Las mujeres van a la peluquería a buscar confianza, esperanza, deseo. El estilista con años de experiencia sabe que aquella mujer que ingresa al salón a primera hora de la mañana antes de entrar al trabajo está buscando la aprobación de su jefe, y por qué no, ganarse el respeto de sus pares. En cambio, si la mujer que llega a la peluquería lo hace 15 minutos antes del cierre en un día de semana, y sin ningún plan en vista, lo más probable es que algo haya sucedido en su vida para buscar un cambio drástico. Noviazgos, rupturas, duelos, nuevos trabajos, son entre otros, algunos de los motivos por los que un estilista puede recibir la visita de una clienta. Otro mundo aparte representan los hombres, que también requieren una especial atención. Si es un metrosexual en busca del cuidado estético periódico y nuevas tendencias, o el clásico cliente que simplemente quiere el cabello más corto porque le crece rápido.
Estudios psicológicos básicos del carácter humano pueden ayudar al profesional a vislumbrar la razón por la que su cliente acude a él. Sin embargo, lo más factible es que la experiencia diaria le brinde más pistas sobre este descubrimiento. Luego de escuchar atentamente al cliente, interpretar sus deseos y necesidades, y hacer una propuesta concreta del trabajo, el resto es mucho más fácil. Sabiendo a grandes rasgos quién es, y qué busca el cliente, el estilista le puede ofrecer su diseño personalizado.
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